Descomposición Animal

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La descomposición animal es similar a la humana, sin embargo, debido al gran abanico de especies, cada uno de ellos sufre una descomposición distintiva sujeto a la estructura orgánica, composición, tamaño, etc. que los caracterizan. Esto se suma a la función de cadena alimenticia, por la cual los animales muertos son accesibles en su hábitat natural a descomponedores y depredadores errantes.
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Caballo en estado de descomposición pocos días después de su muerte

La descomposición empieza en el momento de la muerte, causada por dos factores: autolisis, la ruptura de los tejidos de las propias enzimas y químicos del cuerpo, y la putrefacción, la ruptura de los tejidos por bacterias. Esta descomposición se puede simplificar en dos partes: la primera es la producción de gases, y la segunda es la formación de fluidos y la descomposición del animal muerto. Estos procesos liberan gases que son las principales fuentes del característico hedor de los cadáveres. Estos gases inflaman el cuerpo.
La mayoría de los descomponedores son las bacterias y hongos, aunque los carroñeros también juegan un papel importante en la descomposición si el cuerpo es accesible a los insectos y otros animales. Los insectos más importantes que suelen estar implicados en el proceso incluyen moscas Sarcophagidae y Calliphoridae. Carroñeros más grandes, incluyendo coyotes, perros, lobos, zorros, ratas y ratones pueden comerse el cuerpo si les resulta accesible. Algunos de estos animales incluso remueven y dispersan los huesos.
El acceso de los carroñeros y de la fauna sarcosaprófaga al cadáver influyen, en gran medida, en la velocidad de descomposición. Cuando existen barreras físicas (e.g. cadáveres sumergidos, enterrados o confinados), la descomposición puede ralentizarse considerablemente. No obstante, en el caso particular de los cadáveres sumergidos se puede observar la colonización de los restos por formas inmaduras de insectos que requieren el medio acuático para completar su ciclo vital.
La forma y el ritmo en que el cuerpo de un humano que se descompone es fuertemente afectado por algunos factores. En una escala descendente de importancia, estos factores incluyen:
  • Temperatura
  • Cantidad de oxígeno disponible
  • Embalsamamiento
  • Causa de la muerte
  • Acceso de insectos
  • Entierro
  • Acceso de carroñeros
  • Traumatismos
  • Humedad
  • Tamaño y peso del cuerpo
  • Vestimenta
  • La superficie sobre la cual yace el cuerpo

La velocidad a la cual ocurre la descomposición varía grandemente. Factores como la temperatura, la humedad, y la estación del año en que ocurre la muerte determinan qué tan rápido un cuerpo fresco se descompone o se momifica. Una guía básica para el efecto del medio ambiente en la descomposición se da como la Ley de Casper: cuando hay libre acceso de oxígeno, el cuerpo se descompone al doble de velocidad que cuando es sumergido en agua, y ocho veces más rápido que enterrado en tierra, una proporción de 1:2:8 para aire, agua y bajo presión de tierra, respectivamente.
El cuerpo en descomposición se convierte en el hogar y el alimento de una enorme variedad de organismos vivos. En algunos casos como en las momificaciones, los organismos pueden descomponerse de forma sumamente lenta o incluso no hacerlo, dependiendo de la exclusión de insectos, el estado del cuerpo o el ambiente hostil en el que se encuentra el cadáver a veces imposibilita la llegada de los insectos.


La variable más importante es la accesibilidad del cuerpo a los insectos, particularmente moscas. En la superficie en áreas tropicales, los invertebrados solos pueden reducir fácilmente un cuerpo completamente carnoso a huesos limpios en aproximadamente dos semanas. El esqueleto como tal no es permanente; los ácidos presentes en la tierra pueden reducirlo al punto de hacerlo irreconocible; esta es una explicación dada para la ausencia de restos humanos encontrados en el Titanic, incluso en partes del barco consideradas inaccesibles para los carroñeros. El hueso recientemente reducido es usualmente denominado hueso "verde" y tiene un característico aspecto grasiento. Bajo ciertas condiciones (normalmente suelo frío y húmedo) los cuerpos pueden experimentar saponificación y desarrollar una sustancia cerosa llamada adipocera, causada por la acción de las sustancias químicas del suelo en las proteínas y grasas del cuerpo. La formación de adipocera retrasa la descomposición inhibiendo la bacteria que causa la putrefacción.
En condiciones extremas de sequía o frío, el proceso normal de descomposición es detenido, a causa de la falta de control de la humedad o bien la temperatura en la acción bacterial y enzimática, provocando la preservación del cuerpo como una momia. Las momias congeladas comúnmente recomienzan el proceso de descomposición cuando se descongelan, mientras las momias disecadas al calor se mantienen así a menos que sean expuestas a humedad.
Los cuerpos de recién nacidos que jamás ingirieron alimento conforman una importante excepción al proceso de descomposición normal. Estos carecen de flora bacteriana interna que genere gran parte de la descomposición y normalmente se momifican si son mantenidos en condiciones moderadamente secas.